[Traducido por un camarada para ODC de la publicación MLM francesa Contre-Informations http://www.contre-informations.fr/archivesfrance/nac-fs/fs15.html ]
Publicado en Front Social, nº 19
1. Italia y la lucha de clases.
Italia tuvo un
traspaso al capitalismo que fue difícil, a causa de la fuerza de estructuras
feudales. No hubo una revolución burguesa como en Francia; elementos de
feudalismo, tales como el Vaticano, se conjugaron finalmente con el capitalismo.
Un desequilibrio se manifestó en el
aspecto económico: el norte de Italia es industrial, mientras que las regiones
meridionales están marcadas históricamente por la pequeña producción y la
agricultura.
Tras la primera
guerra mundial imperialista de 1914 a 1918, el movimiento de masas italiano fue
relativamente potente, permitiendo el surgimiento de un fuerte movimiento
revolucionario. Las clases dominantes apoyaron entonces el movimiento fascista
del ex-socialista Mussolini, que aplasta al movimiento obrero, tomando el poder
en 1922. El recién nacido Partido Comunista, nacido en 1921, tuvo que
organizarse en la ilegalidad, con el que era su principal teórico, Antonio Gramsci,
encerrado en prisión. Al condenarle, el juez dirá: «Es preciso impedir pensar a
este cerebro durante al menos veinte años». Ayudado en su tarea por la
Internacional Comunista, el PC consigue desarrollarse, y guiar al movimiento de
masas en una larga resistencia armada frente al fascismo, desde que este pasa a
ser dirigido por Alemania (1943 a 1945).
Pero la
intervención americana, que se alía con la mafia para contener al PCI y ayudar
a la burguesía italiana, impide la toma del poder por las masas populares,
agravado por el hecho de que la dirección del Partido estaba engangrenada por el
revisionismo. Al igual que Thorez en Francia, Togliatti había abandonado los
principios esenciales del marxismo-leninismo. Mientras que las Brigate
d’Assalto y los trabajadores ocupaban las fábricas y los patronos huían hacia
Suiza, los dirigentes del PCI animaban a estos a volver, para «recuperar sus responsabilidades».
Pudo así continuar
su curso el Estado burgués italiano, apoyándose en los avances estructurales de
los años del fascismo, sobre un proletariado del norte industrial controlado
por un PCI ganado a la “causa común” y sobre un campesinado en el sur que
transforma la democracia cristiana en un movimiento de masas. Evidente, no se
cuestionaron las modernizaciones monopolistas efectuadas por los fascistas. Ni
siquiera el fascismo, por otra parte. Abundantes planes de golpes fascistas
fueron organizados, y los atentados y masacres fascistas fueron numerosos
(Piazza Fontana en Milán, en 1969; estación de Bolonia en 1980; tren
Bolonia-Florencia en el año 1984…). Fue lo que se denominó la «estrategia de la
tensión», efectuada por el Estado.
El proletariado
combativo no se dejará vencer por los fascistas ni por el reformismo
revisionista del PCI. Continúa su organización y su lucha, aprendiendo
notablemente de las experiencias internacionales. Es la época de la China
revolucionaria, de la guerra de Vietnam…A esto se añade la actividad de
aquellos intelectuales, que, a través de las llamadas «encuestas proletarias», redefinen
la lucha de la clase obrera, constatando que la misma se desarrolla bajo formas
de lucha «diferentes», aparentemente «nuevas». Y en efecto cada vez se
generalizan más los sabotajes, el absentismo, las huelgas salvajes, el rechazo
de la explotación a través del trabajo
asalariado.
2. Las revueltas de los años sesenta y el Mayo rebelde.
El año 1966 es el
de la gran huelga de los metalúrgicos. En Roma, Milán, Nápoles, Génova y
Trieste se producen conflictos, acompañados de un desbordamiento de los
sindicatos y de enfrentamientos en la calle. Las reivindicaciones son
intercategoriales. La huelga se hace por turnos a fin de poder durar, y se
desarrollan los consejos de fábrica (consiglia
de fabbrica) se desarrollan, especialmente en la Siemens de Milán. En 1967,
en Cutro y en la isla de Capo Rizguto, hay movilizaciones de campesinos y de
parados. Los despidos en las fábricas textiles de Vibo y Catania, el control de
la administración local por los clanes, la falta de electricidad y de productos
farmacéuticos, la mala distribución de la tierra…son otras tantas razones de
estas revueltas. En la ciudad de Masse los trabajadores de Olivetti reducen
ellos mismos su tiempo de trabajo, y consiguen mejores acuerdos, gracias
especialmente al núcleo toscano de Potere Operaio, que se convertirá en uno de
los primeros y mayores movimientos revolucionarios de masas. En 1968 se produce
el conflicto textil en el Véneto (Mazatto/Valdagno). La región, dominada por
las pequeñas empresas asiste a la implantación de los ritmos de trabajo,
reorganización capitalista, el desempleo…En Febrero se produce la huelga, y en
Abril la explosión. Coches incendiados, viviendas burguesas
asaltadas…Intervienen las unidades especiales. Las facultades universitarias
entran en ebullición, especialmente tras la llegada a Roma, Milán y Nápoles de
estudiantes de origen popular. La relación entre los estudiantes y la clase
obrera se origina mas en una situación social que en presupuestos ideológicos.
Sin embargo, muchas de las facultades elitistas como Pisa o como Sociología en
Trento se ven afectadas. Y los temas en discusión son de clase, aunque la
izquierda católico-social intenta intervenir. Se habla del Vietnam, del
marxismo-leninismo de la revolución cultural en la China Popular. Grupos de estudiantes
revolucionarios quieren asi luchar contra la influencia de los católicos y de
los trabajadores sociales de las “iniciativas de ciudadanos”.
En Abril de 1968,
se da en la FIAT una situación de huelga casi permanente. Las reivindicaciones
son la jornada de 40 horas y la paga inmediata,
también el rechazo de las horas extras, el control de los ritmos de
trabajo y la cantidad del mismo. Allí igualmente las huelgas no duran mas que
algunas horas al día. En Cosenza los campesinos se movilizan y se les suman los
trabajadores jornaleros. En Diciembre de 1968, los jornaleros hacen huelga en
Avola/Siracusa. Las carreteras nacionales se bloquean y se hacen barricadas, a
lo que sigue una huelga general. Se despliegan las unidades especiales, que
disparan durante 25 minutos, causando dos muertos.
Cuando en 1969 el
presidente Nixon llega a Roma, las manifestaciones antiimperialistas son
numerosas, y se producen enfrentamientos en la calle. En Abril, tras el cierre de la última
fábrica, se desencadena la revuelta en Battipaglia/Salerno (25.000 h.). La
policía dispara: dos muertos, mas de 100 heridos, se incendia un cuartel. Pero
también hay ebullición en Caserta Y Pescara, en menor medida en Palermo,
Cagliari, Melfi, Nápoles. El PCI se opone a estar luchas sureñas, viendo en las
mismas la obra de bandidos y “teppisti”,
opuestos al desarrollo económico. Su naturaleza revisionista es evidente. En
otoño, estalla la huelga a nivel nacional, contra los acuerdos entre l patronal
y los sindicatos. “Lavorare meno – lavorare
tutti!” es la consigna. Los sabotajes son masivos, se rompen las
jerarquías, los empleados y los técnicos se unen a los obreros. Su suceden las
ocupaciones (“Vogliamo tutto! Prendiamoci
la citta!” ¡Queremos todo! ¡Tomemos la ciudad!). El economicismo de los
sindicatos y el reformismo pierden su hegemonía. Se constituyen los CUB
(“Comitati Unitari di Base”), así como grupos de empleados y técnicos (Gruppi
di Studio”) y de estudiantes (“Movimento Studentesco”). Los años 1968 y 1969
asisten a la creación de grupos revolucionaros potentes, de los cuales el
principal será Potere Operaio, y del cual surgirá rápidamente Lotta Continua.
3. Potere Operaio
Potere Operaio no
cae del cielo; la organización es producto de un trabajo profundo en el
proletariado. Las primeras conexiones se hacen en torno a las revistas
“Quaderni Rossi” y “La Classe”. Se trata esencialmente de intelectuales y
técnicos que analizan el proceso de producción. Se estudian las evoluciones
técnicas y las reestructuraciones. La relación capital/trabajo ya no se
contempla de forma estática, se trata de estudiar al obrero de base en relación
con la evolución general. Aparecen así hacia 1961-1962 la “inchiesta proletaria”, las encuestas proletarias, que investigan al
obrero en quehacer cotidiano, constatando como las luchas prácticas se
desarrollan a pesar de la presión de los revisionistas. Los partidarios del
futuro Potere Operaio toman el nombre de “obreristas”, término que no tiene la
connotación economicista del idio castellano. Para estos, la lucha parte de la
subjetividad obrera: voluntad de rechazo del trabajo y de los ritmos, voluntad
que se trata de transformar en práctica revolucionaria. Para los obreristas, el
nivel político no debe ser leído tanto ideológicamente, aspecto que se suprime,
como a nivel de absentismo de sabotajes de huelga, de insubordinación, etc. En
el documento de 1971 titulado “Che cos’è Potere Operaio”, se puede leer: “El slogan que hemos extendido durante todos
los años sesenta `mas diner, menos trabajo´, significaba exactamente eso: con
una intención subjetiva y precisa provocar la crisis capitalista, es decir
oponer a la estabilidad del capital la irreductibilidad de las necesidades de
la clase obrera. Hemos realizado la siguiente
experiencia: respecto a un capital que ha reducido sus contradicciones internas
a un nivel mínimo, hemos intentado llevar hasta el fondo la contradicción
principal, que queda insoluble –contradicción entre trabajador y capital- y
organizar esto en torno a las relaciones de producción”. El objetivo de los
obreristas, que parten del concepto de obrero-masa (es decir, el obrero de las
grandes fábricas de la época) es unificar a la clase obrera en torno a los ejes
principales de l rechazo al trabajo y el rechazo a las diferentes escalas de salario.
Contra la inflación y contra el paro, se trata de exigir los mismos aumentos
para todos, y, lo que es mas, “un ingreso
garantizado para todos, trabajen o no, o se preparen para trabajar; además de
la semana de 36 horas, el pago de las horas de transporte para ir al trabajo yt
la abolición de la movilidad”. El objetivo de Potere Operaio es unificar
las clases populares, desde el servicio doméstico al estudiante, siempre
defendiendo “la hegemonía de las luchas de los obreros sobre los estudiantes y
los proletarios”.
Pero también se
plantean muchas otras cuestiones, porque en definitiva Potere Operaio no era
mas que la expresión de un deseo de aquellos elementos avanzados de las masas
de organizarse. Por otro lado, la influencia de la Escuela de Frankfurt es
grande, y Potere Operaio está bastante cercano a la concepción revisionista
según la que el capitalismo consigue superar sus crisis reorganizándose. Se ha
hablado de grupo de “profesores”, en tanto en cuanto los dirigentes están mas
próximos al mundo universitario que a la clase obrera (Toni Negri, Franco
Piperno, Oreste Scalzone). Una fracción ha salido rápidamente de Potere
Operaio, casi al principio para formar Lotta Continua (LC). LC proponía la
radicalización de las luchas parciales: lucha en las ciudades, en las cárceles
(“los condenados de la tierra”), el ejército (“proletario de uniforme”) y el
desarrollo de la contrainformacion. El éxito de LC es notable, en razón de su
aspecto mas político.
Pero la política de
LC consiste principalmente en una contestación revolucionaria no en una
política revolucionaria. Y así, otros elementos mas avanzados en el seno de
esta nueva izquierda se reúnen, buscando respuesta en Marx, Engels, Lenin,
Stalin y Mao TseTung.
4. El nacimiento del CPM (1969).
El 8 de Septiembre
de 1969 se forma en este movimiento de la “nueva izquierda” un nuevo grupo, el
CPM, (Collettivo Politico Metropolitano). Salido de grupos obreros (SitSiemens,
IBM, Pirelli…), especialmente en el “triángulo de hierro” (Turín, Milán ,
Génova) el CPM plantea nuevos
fundamentos para la lucha revolucionaria. Su estrategia consiste en efecto en
“enraizar la lucha armada a partir de las luchas del obrero-masa de las grandes
concentraciones industriales”.
El CPM no favorece,
como lo hacen en general los movimientos por la autonomía, la federación de
grupos de base, “asociaciones espontáneas, esporádicas y apolíticas”, sino la
construcción de una organización revolucionaria, con estructuras ilegales según
el principio leninista, que contemple el derrocamiento del Estado. La
propaganda del CPM difiere igualmente de los grupos orientados a la
organización de grupos armados ante la eventualidad de un golpe de Estado, como
los Grupos Partisanos armados del editor Feltrinelli, que se reclaman
continuadores de la resistencia de los años de guerra. Aquí se trata de una
guerra popular, de clase. En julio de 1970, el CPM toma el nombre de su revista
“Sinistra Proletaria”. El nombre es claramente una alusión al grupo
revolucionario francés del mismo nombre
que desarrolla una lucha de base en las fábricas. El 17 de Septiembre de 1970
las “Brigate Rosse” hacen su aparición revindicando el incendio del coche de un
directivo de Siemens, siendo de hecho el CPM el autor. En Abril de 1971 la
revista cambia de nombre y se convierte en una “nuova resistenza”, que tiene
como símbolo un martillo y una hoz cruzadas por un fusil.
En su número 2 se
puede leer que “la revolución moderna ya no es una revolución limpia (…),
recluta sus elementos pescando en aguas turbias. Avanza por vías tortuosas y
encuentra aliados en todos aquellos que no tienen ninguna capacidad de decisión
sobre su vida y lo saben (…). En la espera de la gran fiesta revolucionaria
cuando los expropiadores sean expropiados, el hecho criminal aislado, el robo,
la expropiación individual, el saqueo de un supermercado, no son mas que un
avance, un signo del futuro asalto contra la riqueza social”.
5. El paréntesis semi-revisionista armado de los “Gruppi
D’Azione Partigiana” (GAP).
Los GAP toman su
nombre de los grupos de acción partisana que operaron en 1944 contra el
fascismo. Fueron fundados en 1970 or el editor Giangiacomo Feltrinelli, un
importante editor (del nivel de Gallimard, con mas de una quincena de grandes
librerías) que había llamado en 1969 a la formación de estructuras ilegales.
Estos grupos clandestinos nacen en Milán, Trín y Génova. La línea de los GAP
oscila entre la de la Fracción del Ejército Rojo alemán y la de la resistencia
armada al fascismo. Por un lado, los GAP existen para defender las estructuras
democráticas. Es cierto que la Italia de los años 1960 a 1970 está marcada por
numerosos atentados llevados a cabo por los fascistas (Piazza Fontana, Brescia,
el tren Roma-Brenner…). Pero la línea dominante considera que Italia se ha
convertido en la colonia de la OTAN, y que esto forma parte de un proceso de
fascistización. Se hacen necesaria por lo tanto “bases rojas”, considerando el
bloque del Este como retaguardia positivamente pasiva, si bien revisionista.
Las luchas sociales no se colocan en primera línea, en contraposición al
antiimperialismo.
La lucha es de
hecho la misma que la de la RAF: se trata de liberar el país del imperialismo,
principalmente norteamericano. Para Feltrinelli, ya que Italia tiene una
situación social caliente, es de esperar que la OTAN imponga transformaciones
brutales. Es lo que sucederá de hecho en Turquía algunos años mas tarde. La
radio pirata “RADIO-GAP” explica que “la
vía de la revolución comunista, la vía de la liberación definitiva del
proletariado y de los trabajadores italianos de la dominación y de la
explotación por el capital italiano y extranjero necesita una guerra dura y
larga. Pero las brigadas de partisanos los camaradas trabajadores italianos están actualmente
sobre esta vía. La vía de la liberación, la vía de los partisanos, marchando en
vanguardia de la revolución comunista. Trabajadores, jornaleros estudiantes revolucionarios juntos y unidos
por la victoria definitiva sobre el capitalismo y el imperialismo”. Se
trata de organizar “una participación
cada vez mas amplia e intensiva para la guerra anti-imperialista internacional”.
Al respecto,
Feltrinelli dirá que “quien considera la
guerra revolucionaria cubana como terminada se engaña sobre la realidad,
incluso si está ante sus ojos, y comprende realmente poco de la estrategia
revolucionaria. La guerra revolucionaria, el proceso revolucionario es
continental en los hechos y no puede terminar mas que mediante una victoria
definitiva sobre el imperialismo en América Latina”. Es decir, cae en el
mismo error estratégico que el Che, error vigorosamente criticado por los
maoístas, especialmente tras la catástrofe boliviana. Esta posición es similar
a la RAF, que consideraba igualmente el proceso revolucionario como inmediato e internacional.
Feltrinelli tiene
la misma concepción respecto a esto, pero va mas allá haciendo una
transposición del análisis guevarista de América Latina: “La izquierda europea tiene el deber de encontrar soluciones tácticas
que se correspondan con la realidad de cada país europeo (con sus
particularidades). En el curso de los diferentes procesos revolucionarios que
–aunque tímidamente- aparecen
abiertamente en los países del viejo mundo, una estrategia continental
tomará forma y sustancia, y tendrá una función decisiva en nuestra guerra de
larga duración”.
Feltrinelli estuvo
tras la publicación de numerosos documentos; perece tras la explosión de una
bomba que portaba, en 1972, con la intención de destruir un poste de
electricidad. Los GAP desaparecerán pronto. Su línea será siempre muy criticada
por los grupos armados italianos, que lo interpretaban como reformismo armado.
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